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MOKSA
Tratamiento Moksa: liberación de memorias ancestrales*
El tratamiento Moksa está diseñado para liberar memorias profundas y energías bloqueadas en la zona umbilical, el centro del Ser y memorias primordiales. Este proceso se desarrolla en tres sesiones de una hora, y puede realizarse de forma presencial o a distancia, en fotografía, con igual eficacia.
Cada sesión comienza con una discusión de 10 a 15 minutos, permitiendo al paciente expresar su situación y orientar el trabajo según sus necesidades. Luego, el paciente se acuesta para realizar un trabajo energético focalizado alrededor del ombligo, acompañado de inciensos y aceites consagrados, que purifican recuerdos ancestrales.
Este tratamiento, anclado en la tradición de la liberación espiritual, invita al cuerpo y al alma a reconectarse con su esencia original, ofreciendo paz interior y una profunda reconciliación con uno mismo.
En la Tradición Tibetana, el centro del Ser se ubica a la altura del ombligo, o “Chakra Sagrado”, reconocido como la Fuente Bioenergética de las memorias primordiales. Este centro energético, depositario de los archivos Akáshicos, es denominado “Madre de los Mundos y madre de los partos”. Esta Madre cósmica preserva la vida y encarna las leyes del espíritu, que habitan en todas nuestras memorias ancestrales y aseguran nuestra supervivencia y realización aquí en la tierra.
Situada entre el pubis y el ombligo, esta Matriz Atómica es el receptáculo de todos nuestros recuerdos, tal como el alma los ha grabado de vida en vida durante sus vivencias. Esencia pura, esta Madre cósmica regenera todas nuestras experiencias, recorriendo así nuestra historia interior en el mundo de las apariencias.
En el transcurso de las reencarnaciones, el alma, inconsciente, queda encadenada a la rueda de las transmigraciones. El Hara, o segundo chakra, es así la sede de la Shakti creativa y la puerta al Plano Astral, donde están impresos nuestros arquetipos emocionales. Allí residen “formas de pensamiento” resultantes de nuestras construcciones mentales, a menudo en conflicto con nuestra naturaleza profunda. Estos recuerdos repetitivos, inscritos en nosotros, expresan nuestras resistencias y confirman que se necesitan muchas vidas para transmutar los traumas del alma, a menudo parasitados por el ego.
Nuestras experiencias, cultura y educación influyen en nuestras elecciones y limitan nuestra comprensión. Al descender hacia la materia, el alma, descarriada por la ignorancia, se sumerge en la inconsciencia.
Desde los albores de la creación, las leyes cósmicas han sido escritas en el corazón de cada partícula atómica. Cada forma de vida que entra en existencia recibe su huella. Esta dinámica empuja al alma a liberarse de energías discordantes para reconquistar la memoria ancestral. Sin una intervención terapéutica que transforme estas programaciones kármicas, nuestra historia personal continúa repitiéndose, manteniendo al alma en un estado de dependencia.